Por: JuanTomás
Taveras “Si no hay comida
cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay
ignorancia y no se respeta los derechos elementales de las personas, la
democracia es una cáscara vacía aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”.
Nelson Mandela
Con las recientes
elecciones primarias se ha certificado que somos una democracia vacía o
simulada, ya que la Junta Centra Electoral mató la poca credibilidad que podía
tener y han sido tan evidentes las irregularidades denunciadas que no amerita
investigarse. Candidato sin méritos ni ética en apenas 66 días de campaña se
impuso con miles de millones y abuso de poder del gobierno, lo que comprueba
que no existe ni remotamente una real democracia en República Dominicana.
Esperemos con lamentos e
indignación la versión dominicana de netflix a que nos tienen acostumbrados
cada vez que hay un escándalo que se quiere encubrir o manipular: fraude,
corrupción, robo público, contratos leoninos, sobrevaluación de obras, abuso de
poder, ocultamiento de crimen organizado, irresponsabilidades de funcionarios,
injusticias, etcétera.
La unión es la fuerza
para prevenir se repita en las elecciones de mayo 2020, las recientes
irregularidades acontecidas en las pasadas primarias en octubre 6 del corriente
año. La Junta Central Electoral ya no es confiable y a sembrado muchas dudas
más que evidentes. Nuestra débil democracia esta amenazada y corre el riesgo de
desaparecer, ojalá no lo permitamos y todo aquel que tiene la capacidad de
inspirar e influir se sume para ser parte de la fuerza del cambio.
La mayoría de los
políticos que aspiran a un cargo público, lo hace con el único interés de
enriquecerse y aprovechar los recursos públicos sin importar su responsabilidad
de dar un servicio de calidad o llenar los resultados esperados por el pueblo,
como parte de sus necesidades básicas. Las cuales les corresponde satisfacer
como funcionarios, porque es para lo que se les paga y para lo cual fueron
elegidos o designados.
Todos tenemos el derecho
a buscar riquezas, a trabajar por el lucro, pero no perjudicando a las
comunidades en desmedro del erario, recursos que deberían suplir los servicios
públicos básicos con calidad.
El individualismo y los
intereses particulares están arropando cada habitante dominicano sin importarle
la orientación de colectividad para vivir bajo un estado social y democrático
de derecho.
Nuestra sociedad
considera la cosa pública como botín de piratas. Colocan su aspiración como el
más alto de los éxitos sin importarle a quien engañan o traicionan. La ambición
y hedonismo están tan arraigados en el pensamiento, que aquél que no aprovecha
el ser servidor público para enriquecerse ilícitamente o apoderarse de los
bienes del Estado es visto como ingenuo o pendejo y es criticado por ello; lo
que expone que nuestra sociedad está más esperanzada en favorecerse de lo ajeno
a través de la corrupción que del trabajo honesto y por la impunidad existente
lo esperan como su momento de gloria.
Se reconoce que los
peledeístas que manejan presupuesto y poder son muy organizados para robar y no
les gusta boronear, de ahí el famoso dicho de “Come solo”, por que muchos
quisieran, que aun sea de lo que le roban a ellos, les toque su dádiva.
Los partidos y sus
dirigentes políticos, en su mayoría, se han convertido en prostíbulos y
prostitutos, que para nada respetan los intereses de las bases o colectivo de
sus miembros ni cumplen sus propios reglamentos ni las leyes; cada acción, cada
puesto tiene su precio.
Hoy nuestro Estado está
viviendo la peor crisis institucional, lo que nos está llevando a poner en
riesgo nuestro futuro como sociedad, alejándonos cada vez más de concluir el
sueño de nuestros héroes fundadores.
Nuestro erario está en
manos de los políticos, quienes para agenciar sus puestos no practican
requisito alguno sin tomar en cuenta la meritocracia y con ausencia total de
vocación de servicio.
Locke, Montesquieu y
Rousseau, en sus escritos del siglo XVII y XVIII, influenciaron el
constitucionalismo liberal que dio fortaleza al parlamento inglés frente a la
monarquía, la revolución francesa y la independencia norteamericana. Sus
estudios defienden la separación de poderes como principio político, según el
cual las funciones legislativa o parlamentaria, judicial y ejecutiva del Estado
deben estar separadas y ser independientes, para que pueda establecerse un
sistema de controles y equilibrios que limite las facultades del gobierno y
proteja los derechos individuales. De
tal manera que cada uno de los poderes disponga de los medios de control y
fiscalización sobre los demás, con el objetivo de evitar el abuso de poder por
alguno de ellos y garantizar un ejercicio público resguardado por la ética.
Muchos gobernantes y
estudiosos del crimen organizado han coincidido en que se perdió la guerra
contra el narcotráfico y proponen la legalización de las drogas. Los medios protagonizan la maldad y a los malos.
Los políticos y funcionarios corruptos son los guías, administradores de los
bienes públicos y quienes deciden nuestro destino como nación.
El bien no tiene
reconocimiento en nuestra sociedad, esta situación nos esta arrebatando la
ilusión de un mañana mejor. Además de tener un Estado sin independencia de
poderes, tan poco contamos con la fiscalización de los poderes fácticos que
deben servir de contra peso en el orden social. Las iglesias, los medios, las
empresas, intelectuales y los actores de grupos de poder en general se suman a
los fines siniestros dando la espalda en la ayuda a equilibrar el estado de
derechos.
La Constitución
Dominicana en su artículo 4 “define el Gobierno de la Nación y la separación de
poderes. El gobierno de la Nación es esencialmente civil, republicano,
democrático y representativo.” Es ignorado y violado, pues nuestros jueces y
congresistas son empleados del Presidente quien dirige el poder ejecutivo. Este
rezago en alcanzar la democracia, herencia de las dictaduras y gobiernos con
poderes monárquicos, nos convierte en estado fallido, anómico y con débil
institucionalidad.
Frecuentemente escuchamos
el lamento de la mayoría de los ciudadanos con sensibilidad humana y
honestidad, quienes muestran su
desesperanza, gritan la famosa frase “esto se jodió” y que ya no vale la pena
continuar luchando.
Por estas y otras razones
cada vez se nos hace más difícil seguir adelante y reclamar nuestros derechos; así como exigir
justicia social y que se cumplan las demandadas de la ciudadanía.
Sin lugar a dudas la
corrupción y la impunidad han apagado la luz de la esperanza de aquellos que
creemos y defendemos los principios éticos y patrióticos.
Es urgente un régimen de
consecuencias para todos aquellos que viven en la impunidad usando la cosa
pública como botín de piratas a causa de sistema de justicia ineficiente y
corrupto. Situación que hace imperioso despertar como sociedad y pensar en
colectivo para detener este derrotero.
Dios bendiga siempre al
pueblo dominicano. Todo por la Patria.
*El autor es aspirante presidencial
independiente, mayor general retirado PN, periodista, activista social, miembro
fundador y vocero de la Asociación de Policías y Militares Activos y Jubilados
Dominicanos, APODOM, Pro Dignidad y Derechos. Incluye a todos los veteranos.–
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