Por Giovanny Gonzále
SANTO DOMINGO (R. Dominicana). -Toqué su hombro y lo más rápido que pude, me quedé inmóvil, con la mirada rígida hacia el frente. Mientras la guagua temblaba como saco de hierros viejos ante los acelerones y las envestidas de cambios del chofer y los alaridos del cobrador: derecho, Sabana, Duarte, Gómez bajando, UASD, Feria…
Toqué su hombro la tercera vez y conseguí que saliera de su concentrada e introspectiva mirada del paisaje matutino y estridente de la Carretera Mella.
Para mi asombro, se acomodó en el asiento, aun con los pies sobre la pequeña caja de limpiabotas, como si nadie hubiera interrumpido su absorta contemplación desde la ventanilla de aquella guagua, que forzosamente rodaba.
Trate de parecer serio y le pregunte - ¿Qué pasó? -Nada, me respondió calmadamente y fue el inicio de mi inesperada y encubierta entrevista con “el limpiabotas” que, sin saberlo, nublo mis ojos y me dejo absorto en mis pensamientos, en aquella destartalada guagua.
Afirmó tener nueve años, aunque parece de menos edad, es el penúltimo de nueve hermanos y la hermanita más pequeña, es una niña de un año de nacida.
Tiene un año limpiando botas en la Avenida Sabana Larga, dice que sólo los fines de semanas y algunos días, entre lunes y viernes, luego que sale de la escuela.
Dijo que su padre murió y que vive con su madre y sus hermanos, incluyendo al mayor, de unos veinte años de edad y que el padre de su hermanita más pequeña, ni siquiera sabe que ella nació.
Está en sexto grado de primaria en la Escuela, Isabel Segura, en el Distrito municipal, San Luis, en Santo Domingo Este, donde dice que lo eligieron presidente de curso porque es tranquilo y obediente, mientras los demás compañeritos sólo quieren estar jugando y peleando.
No le gusta salir a limpiar botas junto a su hermano, que es un año mayor que él, porque así produce más dinero, entre setecientos y ochocientos pesos.
Expresó que el dinero que produce se lo entrega a la madre para comprar comida, mientras que su hermano prefiere utilizar el suyo para jugar en computadora, en un centro de internet.
Pasadas las once de la mañana no había desayunado, porque en su casa no había gas para cocinar, por lo que, esperaba comer algo con el primer dinero que produjera ese sábado.
En la Avenida Sabana Larga, esquina calle Costa Rica, pidió parada y se dirigió hacia un negocio de comida, talvez a comprar algo para comer, con el dinero que recibió, en el cuarto y último toque de su hombro, sin saber que había tocado mi alma.
Sin lugar a dudas, tú también puedes tocar su hombro.
Estadísticas
En la República Dominicana no hay datos actualizados sobre el trabajo infantil al 2017, las últimas cifras oficiales de la situación de niños y niñas trabajando son las de ENHOGAR-MICS de 2014, donde se indica que el 12.8 por ciento de todos los niños y niñas de 5 a 17 años de edad son víctimas de trabajo infantil.
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