Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco volvió hoy a aprovechar su
mensaje de Navidad para recordar la violencia que se vive en el mundo, como los
recientes atentados de París y Beirut, y a las personas que sufren, como los
niños soldados o los refugiados, y pedir esfuerzos a la comunidad internacional
y a los políticos.
Asomado al balcón de la Logia
central de la basílica de San Pedro para la tradicional bendición "Urbi et
Orbi" (A la ciudad y al mundo), Francisco, como en la pasadas Navidades,
no quiso olvidar que de nuevo otro año el mundo ha estado dominado por la
violencia.
"Donde nace Dios, nace la
esperanza. Donde nace Dios, nace la paz. Y donde nace la paz, no hay lugar para
el odio ni para la guerra", afirmó Francisco, para añadir después que
"precisamente allí donde el Hijo de Dios vino al mundo, continúan las
tensiones y las violencias".
Y entonces abogó por que
"los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y alcanzar
un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía, superando
un conflicto que les enfrenta desde hace tanto tiempo".
Jorge Bergoglio expresó su anhelo
de que "el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre
cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación
humanitaria de la población extenuada".
También señaló la urgencia de que
"el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen
las graves divisiones y violencias que afligen al país".
Su mensaje de Navidad fue un
nuevo llamamiento a que la comunidad internacional "ponga su atención de
manera unánime" para que "cesen las atrocidades" en Irak, Yemen
y en el África subsahariana.
Conflictos "que causan
todavía numerosas víctimas, provocan enormes sufrimientos y no respetan ni
siquiera el patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros", agregó.
También pidió la paz en la
República Democrática del Congo, Burundi y Sudán del Sur.
Recordó "a cuantos han sido
golpeados por los atroces actos terroristas, particularmente en las recientes
masacres sucedidas en los cielos de Egipto, en Beirut, París, Bamako y
Túnez". E imploró "consuelo y fuerza" para todos los que son
"perseguidos por causa de su fe en distintas partes del mundo", que
son, dijo, "nuestros mártires de hoy".
De nuevo, Francisco instó a que
"llegue la verdadera paz también a Ucrania, ofrezca alivio a quienes
padecen las consecuencias del conflicto e inspire la voluntad de llevar a
término los acuerdos tomados, para restablecer la concordia en todo el
país".
También pidió por Colombia para
que su pueblo, "animado por la esperanza, continúe buscando con tesón la
anhelada paz".
El papa afirmó que "donde
nace Dios, nace la esperanza y donde nace la esperanza, las personas encuentran
la dignidad". "Sin embargo, todavía hoy muchos hombres y mujeres son
privados de su dignidad humana", añadió.
En este sentido, instó a que
llegue "nuestra cercanía a los más indefensos, sobre todo a los niños
soldado, a las mujeres que padecen violencia, a las víctimas de la trata de
personas y del narcotráfico".
"Que no falte nuestro
consuelo a cuantos huyen de la miseria y de la guerra, viajando en condiciones
muchas veces inhumanas y con serio peligro de su vida", agregó.
Y quiso especialmente pedir que
"sean recompensados con abundantes bendiciones" todos aquellos que
"trabajan con generosidad para socorrer y acoger a los numerosos
emigrantes y refugiados, ayudándoles a construir un futuro digno para ellos y
para sus seres queridos, y a integrarse dentro de las sociedades que los
reciben".
Tampoco olvidó a los que no
tienen trabajo, "que son tantos", y pidió "esperanza" para
ellos, e instó "al compromiso de quienes tienen responsabilidad pública en
el campo político y económico para que se empeñen en buscar el bien común y
tutelar la dignidad de toda vida humana".
Por último, pidió "que el
Señor conceda, especialmente a los presos, la experiencia de su amor
misericordioso que sana las heridas y vence el mal".
Tras dar la bendición "Urbi
et Orbi" y conceder la indulgencia plenaria desde el balcón al que se
asomó por primera vez como papa el 13 de marzo de 2013, Francisco explicó que
se está celebrando el Jubileo de la Misericordia y pidió "ser
misericordiosos" con todos, y deseó "Feliz Navidad".
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